Catálogo en línea

A través de un estudio etnográfico de la toma de decisiones en un centro de crisis por violación, exploro cómo las lógicas institucionales surgen a través de interacciones. Al acercarme a las interacciones narrativas y reducir la velocidad para seguir su evolución, encuentro que elementos cognitivos, políticos y emocionales colectivos mediaron en la narración de las lógicas. Si bien las interacciones se desarrollaron dentro de un espacio de posibilidades determinado por la lógica, los co-narradores todavía pusieron mucho esfuerzo cognitivo en negociar qué lógica era relevante y cómo implicaba formas específicas de comprender y responder a los eventos. Las posiciones de los sujetos de los narradores y sus intereses y emociones percibidos también mediaron el trabajo de la lógica en el terreno. Las decisiones estuvieron determinadas por grados de coherencia entre estos elementos cognitivos, políticos y emocionales. Cuando hubo coherencia alta o moderada, la decisión siguió la resolución que implicaba la narración. Cuando la coherencia era baja, los tomadores de decisiones rechazaron la decisión implícita en la narración. La coherencia, entonces, obligó a la acción de las personas a invocar la lógica institucional. Estos resultados ofrecen una nueva teoría convincente sobre cómo funcionan las lógicas institucionales: las lógicas no son deterministas ni manipuladas libremente, sino que se crean instancias a través de dinámicas colectivas y situadas que establecen límites a su uso estratégico.

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Through an ethnographic study of decision making in a rape crisis center, I explore how institutional logics come to be through interactions. Zooming in on storytelling interactions and slowing down to follow their evolution, I find that collective cognitive, political, and emotional elements mediated the narration of logics into effect. While the interactions unfolded within a space of possibilities determined by logics, co-narrators still put much cognitive effort into negotiating which logic was relevant and how it implicated specific ways of understanding and responding to events. Narrators’ subject positions and their perceived interests and emotions also mediated the work of logics on the ground. Decisions were determined by degrees of coherence across these cognitive, political, and emotional elements. When there was high or moderate coherence, the decision followed the resolution implied by the narration. When coherence was low, decision makers rejected the decision implied by the narration. Coherence, then, constrained people’s agency to invoke institutional logic. These results offer compelling new theory about how institutional logics work: logics are neither deterministic nor freely manipulated but instantiated through collective and situated dynamics that set limits on their strategic use.